NUESTRA EXPERIENCIA EN DUBLÍN
La primera noche cuando llegué a Dublín no me gustó.
Me pareció una ciudad oscura y fría, pero con el paso de los días me ha ido conquistando hasta sentir
que podría ser un lugar excelente para vivir. ¡No quería volver a casa!
Me encantaron las clases de la academia. La primera mañana, antes de empezar las clases,
nos hicieron una pequeña prueba de nivel. Al principio temíamos que nos separasen, pero pronto
entendimos y celebramos el estar separadas. Así podríamos utilizar el inglés a todas horas, ya que
para expresarnos o preguntar dudas no tendríamos a ningún compañero conocido cerca!!
Nuestros profes eran muy buenos.
El mío en seguida se aprendió mi nombre y a todos nos nombraba por nuestro nombre de pila.
Era muy divertido y las clases eran muy amenas. La mañana se pasaba muy rápido.
La primera parte de la mañana, con Fintan, la dedicábamos a repasar algunos aspectos gramaticales
con el mismo eje conductor. Durante mi estancia allí hablamos del tráfico y lo que más nos molesta
en carretera.
La segunda parte de la mañana, con Oisin, estaba dedicada a conversación. El profe iba pasando
uno por uno para escucharnos en conversación y resolver o ayudar en las dudas que pudieran ir
surgiendo.
Durante los recreos teníamos la posibilidad de entablar conversación con otros alumnos de la
academia y conocer otros docentes con los que poder colaborar en un futuro.
Una de las jornadas que más me gustó fue en la que pudimos disfrutar de una ruta guiada por la
ciudad acompañados precisamente por mi maestro Fintan. Nos estuvo explicando muchos datos
interesantes sobre Dublín a lo largo de la historia. Y además pudimos practicar aún más el idioma
con el profe y los compañeros.
Me ha encantado la experiencia de poder desenvolverme en contextos reales de comunicación,
ha sido una inmersión lingüística total, desde que nos levantábamos hasta la hora de ir a dormir.
Algo que me ha sorprendido mucho de los dublineses es que son muy amables. Tratan de ayudar
siempre y de hacer la comunicación posible. Además entablaban conversación con nosotras en
cualquier restaurante, cafetería o tienda posible.
Ha sido muy divertido poder llevar a la mascota de nuestro cole y hacerle fotos en la academia y
en los monumentos más emblemáticos de Dublín,
Por las tardes repasábamos un poco la lección del día y hacíamos nuestras tareas y aprovechábamos para pasear y hacer turismo. Dublín es una ciudad muy cómoda para pasear, no es demasiado grande y tampoco hay demasiada gente por las calles. Además está todo muy llano y todas las zonas más bonitas y turísticas están bastante cerca como para poder ir dando un paseo. La experiencia en el hostel también ha sido muy agradable. Todos los recepcionistas eran muy amables e incluso había uno que nos amenizaba las tardes cantando a capella y tocando su harmónica.
El ambiente era de multiculturalidad y siempre había gente en recepción, bien en las mesas charlando
o en los sofás descansando.
Además tiene una situación privilegiada, a un minuto de Trinity, un par de minutos de la zona Temple
o del Spire. La estatua de Molly Malone era referencia básica para orientarnos y encontrar nuestro
hostel en muchas ocasiones, así como punto de salida de los diversos free tours que hemos
realizado para conocer la historia de la ciudad y sus mitos y leyendas.
Conforme iban pasando los días íbamos notando que nuestra soltura en el uso del idioma iba en
aumento gracias a las lecciones de la mañana y al contexto real durante el resto de la jornada.
Las tres compañeras hemos quedado muy satisfechas con el curso, ya que nos ha generado una
curiosidad y motivación hacia la mejora de nuestra competencia lingüística en inglés muy fuertes.
Creemos que todo proyecto Erasmus debería empezar por un curso de idiomas como
perfeccionamiento y actualización lingüística.
Aunque espero poder realizar muchos más proyectos Erasmus+ a lo largo de los próximos años
este, mi primera movilidad, tendrá un lugar muy especial en mi corazón ya que ha supuesto para
mí una revolución en muchos sentidos. A pesar de haber estado separada por tantos kilómetros
de mi familia y, en especial, de mis hijos, estoy emocionada y profundamente agradecida al Sepie
y al fondo europeo por esta oportunidad única.